top of page
las voces del silencio.jpg

Las voces del silencio

Camila Valdés

“Magali,

Sólo seis letras tiene tu nombre,

Seis décadas duró tu vida.

¿Cuántas fueron de tristeza?” (Valdés, 2017: 27)


Todos conocemos a una Magalí. Quizás tú y yo hemos sido Magalí. Todos hemos ignorado el grito de una Magali y, por ende, de alguna forma u otra, todos somos responsables de la muerte de Magali... Y del vuelo de Isidora. Y de que Daisy ya no vuelva a mirar con ojos terrenales su wallmapu. Y de que Petronila ya no brille. Y de que Gladys ya no abrace a su hija en esta vida. Y de que Juana nunca volverá a pasear por las calles de Los Ángeles. Y de que Camila veinteañera no podrá vivir a la Camila de 30 ó 40 ó 50 años. Y de que Orieta ya no sueñe. Y de que Silvania ya no luzca su lunar en la mejilla. Y de que Antonia no reirá más.

Nombrar para reconocer, nombrar para no olvidar, nombrar para que no vuelva a ocurrir. Por medio del simple, pero significativo, proceso de dejar registro del nombre y apellido de diez mujeres, Camila Valdés rinde homenaje a una decena de personas asesinadas por los hombres que ellas habían escogido para compartir sus vidas. Así, el poemario Las Voces del Silencio se constituye como un grito de protesta contra los femicidios que para la prensa nacional no pasan de ser “confusos incidentes” en los cuales mujeres mueren víctimas de “crímenes pasionales” y no de hombres haciendo uso del poder que la sociedad (es decir, tristemente, todos y todas nosotras) les hemos entregado. La compilación incluye diez poemas en los que se canta a Magalí, Isidora, Daisy, Petronila, Gladys, Juana, Camila, Orieta, Silvania y Antonia, o sea, ex-pobladoras de la Región del Bio-bío (Chile) y ex-pobladoras del mundo desde que, como indica Valdés, sus personas amadas decidieron que ellas ya no merecían un lugar en este mundo.

Respecto de la estructura de la obra, es indispensable reparar en la incorporación de citas extraídas desde medios de prensa, las que interactúan hipertextualmente con los versos. Los primeros fragmentos denotan el tratamiento mediático de la problemática femicida: superfluo, infantil y descuidado. Frente a dicha ofensa surge el relato poético: explicitando para avergonzarnos, testimoniando para refregarnos el fracaso social y destacando que, a pesar de que Magalí podría haber sido nuestra abuela, Gladys nuestra madre o Camila nuestra hermana, no hemos aprendido ni avanzado nada.

Si deseas adquirir el libro puedes escribir directamente al correo de la autora: lasvocesdelsilencio@gmail.com 

Recomendado por: Matías Díaz Huirimilla

Las voces del silencio: News

©2018 by Asociación HAustral. Proudly created with Wix.com

bottom of page